Biden y la decadencia institucional de EEUU

El gobierno de los Estados Unidos, con la complicidad mendaz de los grandes medios de comunicación —que ofrecen cobertura mundial idéntica en todo Occidente—, sigue exhibiendo, sin pudor alguno al individuo, alguna vez identificado como Joseph Robinette Biden Jr. De 81 años y natural de Pensilvania, EEUU; a quien identifican con el alias “Presidente de los EEUU”, un personaje que —dicen los medios—, hace y dice cosas relativas a su apelativo.

Lo cierto es que a este octogenario hace buen rato que lo ha abandonado la memoria, el sentido de la orientación, la ubicación espacial y que cuando logra hablar luce notorios signos de recesión lingüística. Soslayando que cuando visitó el Vaticano, en presencia del Pontífice, en vez de exaltación religiosa, le sobrevino una evacuación intestinal en sus pantalones. Suceso repetido hace poco en Normandía, Francia, cuando confundió una silla con un inodoro.

Si no fuera porque este individuo en su Curículum Vitae, tiene una bien forrada Hoja de latrocinios, (coimas, negociaciones incompatibles, etc.);  y su Hoja de Vida se asemeja más a una abultada Hoja de Muerte, (“Matar más palestinos; y matar más rusos, hasta que muera el último ucraniano”).

Si no fuese por estos antecedentes hasta sería merecedor de lástima. Ninguna sociedad de sólida moral debiera permitir someter a un ser humano afectado por la demencia senil, a semejante vejación de obligarlo a cumplir protocolos para los que no está apto.

No es animadversión de este servidor hacia este señor. El antiguo médico de la propia Casa Blanca, Ronny Lynn Jackson diagnosticó que Joe Biden está incapacitado cognitivamente para ocupar no solo el actual cargo de presidente sino, peor aún, para presentarse en las próximas elecciones.

Ni que decir de la sustentación hecha por el fiscal, Robert Hur, encargado de acusarlo por ocultamiento de información. “Biden es cognitivamente inimputable; este pobre hombre carece de memoria; no se acuerda de que uno de sus hijos había muerto hace años; y mucho menos de que alguna vez fue vicepresidente de los EEUU, por lo cual rechazo presentar cualquier imputación contra él”.

Ninguna organización social es perfecta. Ya sea un club, un partido, una institución, una sociedad, o un sistema político. Todas son obras humanas y por lo tanto mejorables y según su estabilidad y solidez tienen la capacidad de regenerarse y sobrevivir adaptándose al paso de los tiempos. El fin de una institución es sobrevivir a sus miembros. Eso infortunadamente no existe más en los EEUU.

En la jerga popular estadounidense al conjunto formado por políticos, partidos, periodistas, asesores, medios, thinktanks, etc. Le dicen The Blob; o sea El cuajo, una amalgama viscosa, que se pega a todo, que se mete en todo. Pero como toda sustancia gelatinosa al agotarse su factor coloidal, se cristaliza y deja de existir. Y ya no puede regenerarse.

Esto explica la persistencia del gobierno de EEUU en mantener a Biden en el cargo y como futuro candidato. No hay ninguna institución que salvar, sólo quieren salvarse ellos mismos, The Blob.

Para ello no les importa traerse abajo el pilar más importante de la democracia que no es otra cosa que la propia ficción representativa. La presidencia es una investidura lo cual quiere decir que aquel que la lleva no es una común y simple persona; sino que personifica a la Nación, encarna a la Nación pero visto está que al Blob no les interesa ni el personaje representado ni mucho menos a la propia persona de carne y hueso que lo lleva a cuestas.

Es cierto pues que, como dicen críticos tan importantes como Jeffrey Sachs o el coronel Douglas MacGregor la democracia estadounidense está secuestrada; y como apuntan otros diciendo que los secuestradores son una banda mafiosa de Anglo-sionistas cuyo único propósito es multiplicar guerras en el mundo para así multiplicar sus ganancias ad infinitum.

Les vienen malos tiempos a los ciudadanos de EEUU y debiéramos estar preocupados todos, en especial en América Latina, un continente tan vinculado a la geopolítica y sujeción de Washington.

El temor no es baladí, EEUU es un país con un enorme arsenal atómico; en manos de unos empecinados irresponsables.

Pero eso ya será tema de otro post

 

 Este post fue publicado el 24 de junio de 2024