Cuando adolescente, Tony Blair, mucho antes que aspirar al poder, anhelaba cosas más mundanas; ser, por ejemplo, cantante de Rock, como el Rolling Stone, Mick Jagger, tocar guitarra y vivir rodeado de bellas modelos. Ahora, ya retirado de la política, multiplica su presencia y su fortuna como miembro de directorio en importantes empresas que le descubrieron envidiables dotes para los negocios, —curiosamente—, después que dejó el cargo de Primer Ministro del Reino Unido. Total, tiene derecho a trabajar el hombre. La prensa que investiga la trama de su patrimonio lo señala como el ex Primer Ministro británico que más fortuna ha logrado acumular. Volviendo al rock, no tuvo mucha suerte y lo más cercano que llegó al estrellato es ser pata de los Bee Gees, que de vez en cuando lo invitan a vacacionar en los Estados Unidos.
No hay videos en Youtube de Tony Blair cantando, de modo que no podemos saber cómo suena e impacta la voz de Blair tarareando, digamos “staying alive”; pero lo que sí se sabe a ciencia cierta es que ni los Rolling Stones ni los Bee Gees juntos tienen el pico de oro de Tony Blair. Cómo será su labia, que en sus mejores momentos, llegaron a pagarle 9 mil dólares el minuto, por conferencia, (ver, “World´s best pay speaker” http://www.timesonline.co.uk/tol/news/politics/article6037174.ece). Poco conozco sobre la naturaleza celestial de dichos discursos; pero mucho es lo que sospecho sobre quienes financian tal oratoria: empresas chinas, magnates de la prensa y banca occidental.
Alguna vez Mario Vargas Llosa ponderó las virtudes políticas de Blair, dándole la categoría de revolucionario por haber “cambiado de pies a cabeza el socialismo británico”; o sea, renunciar al socialismo y abrazar el mercado y la empresa privada como doctrina y praxis política. Tremendo mérito en sí, convertir un partido de la clase trabajadora, en un partido pro-patronal. Lo que no ponderó Vargas Llosa, es que el socialismo británico, —el auténtico— había perecido en las calles y en las plazas a manos de Margaret Thatcher. Lo que Blair encontró de aquel partido fue un cascarón con historia y discurso, con electores y funcionarios; pero sin militantes, salvo la burocracia sindical. Fue suficiente, recogió las postergaciones de la clase trabajadora, valoró el auge de la clase media y la puso en “igualdad” con la clase dominante. Sabiéndose huérfano de linaje aristocrático y carente de ascendencia obrera; se ubicó en el medio y dada la pobreza analítica del electorado creó “La Tercera Vía”, un auténtico capitalismo con “rostro humano”. Y le fue redondo, lideró tres victorias electorales consecutivas del partido laborista británico, que estuvo en el poder trece años.
Si alguien quiere enterarse sobre el pensamiento de Blair y La Tercera Vía, difícilmente encontrará un texto orgánico de donde elucidar su concepción ideológica. Y es que Blair fue quizás el primer político de altura que entendió la modernidad política a cabalidad: La política, no trata sobre Política sino como navegar entre titulares. Es decir, ya no hay que tener hijos, plantar árboles, y —para ser políticos principalmente— escribir libros; nada de eso, hay que generar primeras planas en la prensa, malas o buenas, pero siempre primeras.
La historia, —la aburrida de los textos e historiadores—, poco interés pondrá en los devaneos rockeros de Blair. Ciertamente no acabará su vida rodeado de bellas modelos como Jagger; es más probable que siempre viva rodeado de guardaespaldas, evitando ser molestado por justicieros errantes, que quieran cobrarle cuentas sobre los Crímenes de Guerra en Iraq, ver “Como esposar a un encumbrado”. Y la historia nunca resaltará su amistad con los Bee Gees, sino principalmente su sociedad con George Bush Jr., el más notorio presunto criminal de guerra de nuestros tiempos. Y si alguna modelo será asociada a su nombre, sin duda, no será otra que Margaret Thatcher, la más tenaz impulsora del neoliberalismo, el libre mercado para las grandes corporaciones, la de “todo el poder a Murdoch (el gran magnate de la prensa internacional)” y el ciego apoyo a la política exterior estadounidense. En todo esto Blair y el “nuevo laborismo” británico fue más allá, incluso que la propia Thatcher, de modo que es justo decir, que no ha habido mejores discípulos de la Dama de Hierro, que Blair y su segundón, el laborista, hace pocos días derrotado, Gordon Brown.
La mejor bandera que tenía la Tercera Vía, era que promovía “el dinamismo social”, o sea, el auténtico reino de la méritocracia: no importaba la cuna, obrera o monárquica, si talentoso, arriba se llegaba. El resultado de las últimas elecciones en el Reino Unido, dan una lectura curiosa: Los dos líderes de la coalición vencedora son vástagos de linaje real de la monarquía británica y la monarquía zarista rusa, además de una larga línea de banqueros. Como para dudar si la “tercera vía” creó una sociedad más justa, donde todos tienen las mismas oportunidades; o si, los ricos, además de llorar, también son talentosos.
O como dice el respetable, refiriéndose a temas de fútbol en el Perú: la clase se impone.