El gran parto de las elecciones en USA

Dos sucesos completamente inconexos entre ambos y ajenos a un tercer mega-evento han concurrido con cierta relevancia en el mundo mediático anglosajón en las últimas semanas. El primero: El ocaso del ídolo deportivo Lance Armstrong  http://es.wikipedia.org/wiki/Lance_Armstrong , ciclista ganador de varias competencias mundiales, dueño de una fundación contra el cáncer y también dueño de oscuros hábitos de dopaje que garantizaban sus espectaculares victorias. El segundo:   la desmitificación post mortem de una vieja gloria de la televisión británica, Jimmy Savile ,  http://en.wikipedia.org/wiki/Jimmy_Savile  filántropo, concejero matrimonial de la realeza, Caballero de la Reina, admirado por Margaret Thatcher y por cuanto personaje importante se le cruzó en el camino; enterrado hace un año en olor de multitudes y hoy desenterrado de a pocos, vía las trescientas líneas de investigación que ha montado la policía sobre su ya no tan presunta incontrolable pederastia. Y, finalmente,  las elecciones presidenciales estadounidenses que, —como cada cuatro años— son consideradas por la prensa mundial como el evento más importante del lustro. Importante en el sentido que puede cambiar el curso de la historia, un parteaguas periódico, un momento donde todo se detiene y desde donde surgen por igual esperanzas y soponcios; cuando pasa, el mundo vuelve a respirar y retoma su ritmo cansino de desgracias, guerras, efemérides y las miserias menores de las celebridades en boga.

Los tres sucesos tienen una importante arista pública, mediática; pero al mismo tiempo ocurren en mundillos particulares donde lo no público es vox populi.  O sea, se nos envuelve con papel de certidumbre lo que todos sabemos que es bastante falso. Donde escribo “todos” hay que leer “mundillo” particular.

En el mundo del deporte, entre los pedaleros de alta competencia, se sabía que la fortaleza de Lance Armstrong no era de este mundo sino de algún laboratorio; parece que incluso alguna entidad encargada de evaluar las muestras del ciclista no las evaluaba como debía, porque la entidad recibía donaciones del evaluado, obviamente para evaluar otras cosas,  tales como “promover el desarrollo del ciclismo” http://www.aldia.cr/ad_ee/2012/octubre/14/deportes3353897.html

Del finado Savile, la cosa es aún más vergonzosa, tanto que el inmaculado prestigio de la BBC está en estos días en tela de juicio. Ahora resulta que todos (los del mundillo) sabían las debilidades del difunto; sabían a qué iban las menores a su camerino; porqué el famoso tenía las llaves de un hospital psiquiátrico donde visitaba a jóvenes enfermas cuando se le antojaba; y por qué se escogía a las más agraciadas chicas de un reformatorio juvenil, para llevarlas a pasear en su Rolls Royce y recibir de ellas, —por tal gesto—, una compensación carnal.

Y respecto al evento electoral en los Estados Unidos, su aspecto público ha alcanzado cotas muy altas, superando en expectativa mediática a la famosa entrega de los Oscares. Durante los tres meses precedentes al día de la elección se fue creando un crescendo con los debates, las encuestas; frasecitas por aquí, amenazas por allá; sesudos análisis de especialistas en estas cosas; que Obama no llegaba; que con el mormón de la Iglesia de los últimos días, iba a empezar la Nueva América de los próximos años. Bueno, esto era material noticioso para el exterior; lo que no tenía espacio para afuera  era el cuerpo a cuerpo local, un pleito calle por calle donde demócratas y republicanos se han fajado a cuchillazos, tanto que bien podría decirse que después de estas elecciones el país de los Estados Unidos, ha quedado con sus Estados, bastante desunidos.

Lo malo es que todo el crescendo se ha perdido y el clímax esperado no ha llegado, entonces podríamos traer aquí al gran  Samaniego http://es.wikipedia.org/wiki/F%C3%A9lix_Mar%C3%ADa_Samaniego y encajar: “Los montes de parir dieron señales/que al mundo estremecieron/y un ratoncillo fue lo que parieron.”

En compensación, ahora nos explican que el ratón no fue uno cualquiera sino cibernético. Nos informan que realmente las elecciones casi no las ha ganado Obama sino un artilugio http://www.publico.es/internacional/445113/el-arma-total-de-obama-para-vencer-a-romney-un-megacerebro-informatico-que-controla-facebook

  de facebook.

Al igual que en los casos de Armstrong y  Savile, las elecciones made in USA tienen también su lado no público, pero vox populi para los entendidos, aquí una colección: Democracia participativa: solo cinco de cada diez estadounidenses ejerce su derecho al voto, (2008); al 2012 solo cuatro de cada diez han ido a votar (16.8 millones menos que en la anterior elección). Para ser un país que exporta por igual guerra y democracia, podemos decir que esta última no es del todo representativa y que se sostiene gracias a la incredulidad e indiferencia de la mayoría de su población.

Identidad electoral; digo una persona, un voto: al 2012 Obama obtiene 50.8% ; Romney alcanza 49.2%; sin embargo, en virtud a su sistema electoral Obama es electo con el 61% de delegados electorales.

Al final la gente ha votado según sus fobias, antipatías y esperanzas, que como se ve en las estadísticas son muy parejas para ambos partidos; pero los votos que cuentan son otros; de los que han dejado su billete y que corrompen el sistema;  allí también hay empate. Cada candidato  http://www.monbiot.com/2012/10/29/money-spinners/

 por su cuenta ha levantado en donaciones mil millones de dólares (las corporaciones no pueden contribuir directamente, pero pueden hacer chanchitas millonarias entre sus empleados[sic] y entregarlas sin restricciones). Y aquí es donde se acaba la retórica y sale el Sistema. Este precisa de un gobierno minúsculo pero con gran capacidad de gasto, (militar y financiero). Pero dinero es lo que no hay. En Europa el dinero lo sacan de los pobres, reduciendo el Estado del Bienestar. En USA no hay este estado y del único sitio de donde puede salir lo que falta es de donde sobra, los ricos. Pero estos ya se han asegurado financiando por igual a los dos bandos, para que no les toquen los bolsillos.

Interesante escenario que se abre para historiadores y sociólogos; ya que este impasse, digo, con toda seguridad no lo van a resolver Don Gato Google, ni los ratones Twitter y Facebook por muy cibernéticos y políticos que se pongan.

Publicado originalmente en LaRepública.pe

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