El presidente de un lejano país llamado Honduras convocó un referéndum para cambiar la constitución de su país; para ello, hizo lo que se hace en estos casos: recaudar las firmas necesarias para que el proceso de consulta se lleve a cabo. Cuando se cumplieron estos requisitos democráticos, los partidos de la gente bien dijeron que no; porque, a ver… No. No porque las firmas las habían recogido dos grupos: uno de funcionarios hondureños asustados y el otro por “extranjeros” presumiblemente cubazuelanos. Y, además, lo que pasa es que el Zelaya quiere apoyarse en los zarapastrozos para dejar a Honduras muy en lo hondo de la Poblada. Que no señores, que qué se han creído y vino el golpe de Estado: los caballeros de aquel club llamado Congreso dieron la orden a sus uniformados y éstos, muy prestos, pusieron al presidente en polvorosa.
La “Comunidad Internacional” condenó el golpe, es decir, no reconocieron al gobierno surgido de este; pero, siempre hay peros en estas cosas; unos tinterillos de la biblioteca del Congreso estadounidense, revisaron el caso hondureño y mandaron un informe: está oquéy. Le abrevio al lector entretelones: con la bendición del bondadoso hermano Francisco/USA todo quedó en manos del hermano Lobo, un tal Porfirio , hay que decir.
El párrafo precedente no es el resumen de un cuento inspirado en las libros del guatemalteco Miguel Ángel Asturias, ocurrió tan sólo hace cuatro años; en junio del 2009. Y hace menos de dos semanas, (5/04/2013) WikiLeaks soltó un cable del Departamento de Estado revelando la estrategia de cinco fases para tumbarse a Chávez y el chavismo; a saber:
1-Penetrar la base política de Chávez;
2-Dividir el Chavismo;
3-Proteger los intereses comerciales de USA;
4-Aislar a Chávez internacionalmente;
5-apoyar a los grupos “pro democráticos”.
Como el cable data del 2006 y el golpe en Honduras fue en el 2009, ya inferirá el lector quienes fueron considerados —en el caso hondureño— como miembros de esos “grupos pro democráticos”.
Este cable reciente de WikiLeaks, (5/04/2013), —para el que quiera ver—, resulta interesantísimo para interpretar los partes bélicos (entiéndase reportes periodísticos) que nos brinda acuciosamente la prensa sudamericana e ibérica, en esa batalla diaria que lidera para alumbrarnos con la verdad y la democracia.
A modo de interpretación, por ejemplo, donde los medios dicen: “El Chavismo perdió millón y medio de votos”, hay que poner el aspa en la fase 1 “Penetrar la base política”; (y hablando de “penetrar”, incluso, para algarabía del imperio, la suerte en forma de drone/cáncer penetró incluso en el corazón de la base).
Donde los medios dicen: “Venezuela es un país dividido”, un servidor marca un aspa en la fase 2, (Dividir el chavismo: objetivo alcanzado).
Donde dicen: “la democracia venezolana se encuentra ahora en terreno fangoso”; o “La pesadilla que vive el pueblo venezolano”; hay que leer “fangoso” por “petrolero”; o sea, el país que tiene las mayores reservas probadas de petróleo del mundo. Y “la pesadilla” bien puede referirse a la redistribución de la riqueza o los miles de millones de dólares que se derrochan “invertiendo” en salud y educación para el “lumpen”. Invito al lector a imaginar cuán fantástico sería que en vez de desperdiciar esos petrodólares entre la gente de baja estofa venezolana, esos ingentes fondos estuvieran en manos de bien plantados ejecutivos de AFPs, o altos funcionarios de cualquier banco de inversión estadounidense o europeo; es decir en manos de especialistas que administrarían sabiamente estos fondos, haciendo inversiones realmente sólidas, —como sólo ellos saben hacerlo—, aunque no siempre sepan dónde finalmente han invertido, pues invierten tanto que después, hasta se olvidan dónde han dejado la billonada. Además, lo mejor de estos ejecutivos financieros es que nunca pierden; si —en hipótesis negada— alguna eventualidad negativa surgiera, los únicos que terminaría fundidos serían los dueños de los fondos; pero como lo que es de muchos, no es de nadie, se descartaría cualquier riesgo.
Por eso cuando se lea: “dan pena los venezolanos”, hay que alegrarse porque los que no lo somos tenemos unas democracias que nos evitan el engorroso trámite de saber cuánta es nuestra deuda externa; a quienes debemos y por qué. Ni mucho menos tenemos que preocuparnos por saber dónde están “nuestras reservas”; si algunos demócratas han tenido que sufrir el beneficio de pago alguno por ponerlas allá y no acullá; en fin, ni siquiera nos preocupamos por saber si realmente están donde se suponen que están o si sólo es una reserva virtual. De modo que no creo estar muy descaminado si cierro este párrafo con una aspa de poco éxito en la fase 3, correspondiente a “proteger intereses comerciales”, del citado cable de WikiLeaks.
Donde los medios dicen: “Líderes latinoamericanos exigen elecciones limpias en Venezuela”; hago una cumplidora aspa en el punto 4 (aislamiento internacional). Además en este punto, es un honor para el Perú que el señor Toledo haya firmado en ese selecto grupo. En asuntos de limpieza electoral él sabe todo lo malo que puede pasar; lo sabe por anga (Fujimori) y por manga; digo, porque nunca quedó del todo claro si la legítima inscripción electoral de su partido tuvo por ahí una partida de nacimiento con pañales envueltos en firmas falsas.
La quinta y última fase, más bien es una sorpresa para el Departamento de Estado de USA. No necesitan apoyar a ningún grupo “pro democrático”, pues éstos —en el patio trasero— son abundancia; y, lo que es mejor, autónomos. Adhieren el ideario de la Pax Americana, su respeto a los derechos humanos, a los buenos modales/business y a la democracia que altruistamente ha exportado en lugares tan remotos como Irak, Afganistán y Pakistán.
Jamás suscribirían, por ejemplo, la última declaración de Oliver Stone: “ La historia de los Estados Unidos está signada por el doblez entre el discurso y los hechos, por las traiciones, los actos de corrupción; por la opresión y el expansionismo; y un racismo tan acendrado como el del imperio británico”.
En vez de apoyo, lo que precisan los “pro democráticos” tal vez sea un simple consejo para resaltar su autonomía. Poner un salvaguarda antes de la difusión de sus argumentos: “Cualquier parecido con los deseos del imperio y nuestras opiniones, es una pura y simple coincidencia.”
Esto de la autonomía no es una burla, sino que alude a lo que se llama la ideología de las cosas. Me explico: En los 60s y 70s decían los marxistas que abrazaban el fatalismo que de poco o nada servía a los libertarios tener cadenas de televisión, radios o periódicos. Allí donde quieras explicar términos abstractos como solidaridad, justicia social y democracia económica, el capitalismo te pone tiendas, carros, departamentos de lujo, rascacielos y joyas. Y a la gente, aunque no tenga todos estos bienes, se les va la vida por ellos. Decían, —aferrándose a Marx—, que en la pura y propia mercancía, está la verdadera esencia del sistema.
La social democracia europea superó ese fatalismo y empezó a convertir lo abstracto en bienes, servicios y derechos palpables. Más o menos, con distintos rostros, nombres y errores es lo que se ha hecho en Venezuela en la última década. Esa magra mayoría de la mitad mas 1.8% (275 mil electores más que el otro) está armada ahora no con promesas electorales sino con el goce de derechos; su ideología pues está ilustrada por cosas tangibles, no deseos.
Esa pírrica mayoría (nunca mejor entendido lo pírrico por pobres) es la que le ha dado la victoria mínima, pero triunfo al fin —¡que barbaridad!— a un simple chofer de ómnibus; no porque éste en su animismo religioso vea al espíritu de Chávez encarnado en un pajarito. Sino y principalmente porque los venezolanos saben desde los tiempos del joropo llanero Pajarillo Verde lo que pasa cuando
Si los grillos que te quitan,
pajarillo verde,
con engaños te los vuelven a pegar.