Elecciones Perú

Propuesta de pronunciamientos

Cómo evitar que Perú se convierta en una nueva Venezuela

Chantaje electoral

De un tiempo a esta parte, especialmente después de los resultados de la primera vuelta electoral, la Horda Dorada de Privilegiados que se parapetan detrás de los grandes medios de comunicación escrita, radial y televisiva; que en la práctica son los verdaderos dueños del único partido político en funciones que hace décadas gobierna el Perú.

Este partido, aunque invisible y poderosísimo no ha podido colocar a sus candidatos favoritos para disputar la final electoral. En su impotencia y con su ya conocida facilidad para ingerir nuevamente lo que previamente han vomitado, este partido invisible se ha abocado ahora a una colosal campaña de amedrentamiento y chantaje electoral a la población:

“Si no votas por Keiko, el Perú va a terminar siendo Venezuela y los peruanos estaremos tan pobres y desvalidos como los millones de desdichados venezolanos; que han tenido que huir del país petrolero en un éxodo mendicante que los hace doblemente desgraciados:

Por un lado, perdieron su país y por otro nadie los quiere allá donde van”.

Este razonamiento que se convierte en temor futuro de inminente realización, si bien revela hechos reales, es tendencioso y manipulador en tanto oculta la razón principal del origen del éxodo venezolano y la responsabilidad cómplice y culposa de los gobiernos del Perú y su partido político invisible, los medios de comunicación.

El pueblo venezolano sufre efectivamente una grave crisis social que los peruanos, si bien no podemos solucionar ahora, sí podemos, —aprendiendo de aquella experiencia ajena—, evitar.

¿Quienes pretenden venezolanizar al Perú?

La mejor forma de no repetir la tragedia venezolana está actualmente en las manos de un reducido grupo de peruanos; precisamente en las manos de todos aquellos que en estos días dispersan fobias y prejuicios de suicidio colectivo si se vota por un candidato distinto al de sus preferencias. 

Llevan así a cabo una campaña insidiosa e insultante en contra del electorado, a la cual es preciso poner coto ya que desmerece nuestro juicio y libre albedrío, puesto que los peruanos no precisamos tutoría previa para votar, ni menos tutelaje del sentido de nuestro voto.

Por ello, invocamos a los voceros más importantes y poderosos de La  Horda Dorada de Privilegiados; para que a través de  sus respectivos operadores políticos; que van desde su mayor y más grande Celébrity internacional, Don Mario Vargas Llosa y su corte de Hombres y Mujeres de la Verdad, junto con los representantes dela tal llamada Sociedad Civil, Transparencia, Conferencia Episcopal y de todos aquellos compatriotas que en desmedro y excluyendo a los demás peruanos, se autodenominan Peruanos de Bien.

A todos ellos les invocamos a pronunciarse urgente y tajantemente en defensa de nuestra democracia; en defensa de la integridad moral social, económica y sanitaria de todas y todos; señalando como válidos los siguientes criterios de convivencia  armoniosa y civilizada entre peruanos:

Que como todo el país espera, aceptarán el resultado de las urnas en las próximas elecciones por la segunda vuelta.

Que no declararán, por lo tanto, al gobierno surgido de esa elección en ilegítimo.

Que en respeto a la democracia resultante no promoverán directa o indirectamente asonadas militares para derrocar al nuevo gobierno.

Que no solicitarán a los Estados Unidos, declarar sanciones económicas al nuevo gobierno peruano.

Que no promoverán desórdenes y protestas sociales inatendibles con el único fin de crear una zozobra social que haga caer al nuevo gobierno.

Que no promoverán, a través de sus redes bancarias, actos de terrorismo financiero, como ya, veladamente, han empezado a hacerlo.

Que no promoverán, a través de sus redes de distribución y comercialización de bienes y servicios, actos de boicot comercial y el acaparamiento de productos y alimentos de primera necesidad, tal como ya lo hicieron en los dos últimos años del primer gobierno de Alan García, cuando éste intentó infructuosamente la reforma del sistema financiero.

Y cuando con toda razón y justicia, aunque en solitario y sin el auxilio continental, intentó limitar el pago de la deuda externa a un tope del 10 % del PBI.

Que no promoverán el bloqueo financiero de los activos y reservas monetarias del Perú en la banca extranjera.

Que no pedirán al gobierno de los Estados Unidos, ni a la Unión Europea, el bloqueo naval de los principales puertos peruanos con el fin de impedir la exportación hacia Perú de insumos industriales básicos, de medicinas y equipos médicos, de cómputo y comunicación.

Que no implementarán gobiernos paralelos en la sombra, apoyados por la OEA que pidan a los gobiernos ecuatoriano, colombiano, brasilero y chileno que intervengan militarmente en el Perú y que asesinen al gobernante peruano surgido del proceso electoral.

Que todos estos actos anti patrióticos, —que de buena voluntad les pedimos no llevar a cabo—, son exactamente, uno a uno, los mismos actos y maniobras que han implementado los propios opositores venezolanos, saboteando  a su propio pueblo, desde el triunfo legítimo y democrático, (1999), del extinto Hugo Chávez; a través de sucesivas oleadas autodestructivas, de cuyos catastróficos efectos, los primeros en ser afectados han sido los propios venezolanos, con el agravante de que, además han perjudicado desdichadamente también a los pueblos vecinos de los países cuyos gobiernos se plegaron a la infame lapidación del  hermano país sudamericano.

Es decir, que los peruanos estamos pagando los crasos errores de política internacional, llevados a cabo por los gobiernos peruanos por su fanatismo ideológico y servilismo a la nefasta política continental de los Estados Unidos.

Reflexión sobre el ánimo destituyente

A todos ellos les invocamos desde el respeto y fraternal patriotismo a reflexionar sobre los acontecimientos que han ocurrido, especialmente durante las dos  últimas décadas en la escena política nacional.

Es decir, el hecho de que los últimos cinco presidentes que hemos tenido; que quienes constitucionalmente representan a la Nación peruana y el hecho que hayan caído en la cárcel o en la tumba, merced a su delictuosa conducta; no puede ser considerado como un asunto menor y trivial de mala gobernanza que es posible hacer a un lado, con un tono de insignificancia pueril.

Muy por el contrario, la caída en desgracia penal de nuestros encargados de personificar a la Nación, ni siquiera es la punta de un iceberg sino que es la muestra irrefutable de que el tejido social y moral de la Nación está podrido desde la cabeza hasta los pies.

Los invitamos a reflexionar que la defensa ciega de la institucionalidad vigente no va a salvar a la Nación de su declive moral, pues en estas instituciones están ahijados los males de la podredumbre nacional.

Los invitamos a ver con criterio patriótico y creativo los distintos pedidos para la redacción de un nuevo contrato social en un nuevo texto constituyente.

Se ha instalado en nuestra Nación un indetenible ánimo destituyente de la institucionalidad que ustedes defienden.

Este ánimo ya ha prendido en la población. Es imprescindible que este ánimo no devenga en un estado de caos destructivo, cuando su energía puede ser perfectamente conducida como un caos creativo para refundar con ustedes y con todas y todos los peruanos una República más horizontal, más solidaria, más justa y comunitaria y fraterna.

Una República que destierre la guerra como instrumento de solución a los conflictos internos y entre naciones vecinas.

Una República que, a dos cientos años de nuestra primera independencia, promueva la realización de un Referéndum Continental contra el Armamentismo en nuestro continente que garantice la paz y concordia con todos los países vecinos y los restantes del mundo.

Finalmente, los invitamos a reflexionar sobre el hecho de que no es de buenos demócratas y defensores de la Constitución promover juramentos y lealtades ante un selecto grupo de notables que por la puerta de atrás de la propia legalidad que dicen defender, piden a los futuros gobernantes lealtades y sujeción a hojas de ruta o Proclamas Ciudadanas que no están plasmadas en la constitución vigente.

Pues la sede de la soberanía nacional, —mal que nos pese— reside en el Congreso peruano, único ente, ante el cual, cualquier futuro gobernante debiera jurar cumplimiento y lealtad.

Este próximo 28 de julio, se cumplirán doscientos años de la Declaración de nuestra Independencia. Desde ese entonces, —y mal que les pese— los peruanos no estamos obligados a rendir vasallaje ni obediencia servil a nadie ni a notables de ninguna índole, por más ínfulas de Corregidores y Garantes Democráticos que se irroguen.

¡Que viva el Perú!

¡Por una vida digna para todas y todos los peruanos y demás habitantes del planeta!

 

Este post fue publicado el 10/05/2021

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