EEUU: Democracia secuestrada.

Jeffrey Sachs es un economista estadounidense de 68 años. Es un economista de formación y actuación neoliberal. Fue testigo y actor de primer orden, cuando tras el colapso de la Unión Soviética, los Estados Unidos y Europa intentaron imponer el orden neoliberal a nivel mundial.

El que sea neoliberal, no le quita honestidad intelectual y que sea un lúcido observador de la sociedad estadounidense y sus tribulaciones.

No deja de tener cierta ironía que, quien escribiera, — en el apogeo del ciclo neoliberal—, el libro The End of Poverty, (El Fin de la Pobreza), sea hoy uno de los pocos intelectuales que esté avizorando el propio fin del Imperio estadounidense.

Lo que sigue es una transcripción y traducción de una entrevista radial titulada The Road to Hell,  (Camino al Infierno),donde Sachs nos muestra una radiografía de la crisis de legitimidad y confianza que vive el imperio.

La democracia secuestrada.

Creo que el hecho principal en la democracia estadounidense, en este momento, no es la polarización política, ni que estemos envueltos en diversas guerras culturales.

No, de lejos, lo más importante es  que  los instrumentos de facultad decisoria del gobierno han sido secuestrados por los grupos del poder corporativo, cuya presión y mando alcanza todos los núcleos operativos de nuestra sociedad,  bien sea el módulo financiero; el módulo de Wall Street, el módulo de la industria farmacéutica; todos ellos, nucleados en torno a las grandes compañías de la prestación de la salud; a la política exterior; y de un modo más extenso e impactante alrededor del complejo industrial militar. También está incluido el sector energético de las grandes petroleras y gasíferas, —aunque obviamente bajo el estrés que impone la realidad climática.

Así que mientras estamos enfrascados en una inútil lucha entre izquierdas y derechas; entre rojos y azules, (demócratas y republicanos), lo cierto, —la palmaria realidad—, es que el gobierno de los EEUU está dirigido y operado principalmente por poderosos intereses particulares y muy ajemos a la voluntad popular.

La industria electoral como negocio .

Por ejemplo, las elecciones que acabamos de tener en los Estados Unidos, fueron financiadas por estos grupos de poder; cuya inversión probablemente haya alcanzado los nueve mil millones de  dólares.

Y se estima que las próximas elecciones presidenciales del 2024 alcanzarán la astronómica cifra de  20 mil millones de dólares. Todo un récord para lo que es la feria mayor de la industria electoral. Y, por supuesto, toda esta montaña de dinero es dinero corporativo que se infiltra en la política.

Básicamente este dinero se inyecta en el sistema con el fin de controlar a los políticos de ambos partidos.

Tanto el presidente de la Cámara de Representantes, (congreso) como el de la Cámara de Senadores, reciben ingentes, —casi diría—, monumentales cantidades de fondos, precisamente de las mismas industrias y compañías que, supuestamente, tendrían que ser fiscalizadas y supervisadas exhaustivamente  por el poder legislativo.

y recientemente hemos llegado a un punto que raya entre el absurdo y lo grotesco. Por supuesto, me refiero al colapso financiero de FTX, (*1), esa Bolsa de Valores en criptomonedas. Y resulta que, nada menos que Sam Bank Fried el propio dueño y responsable de la quiebra de esta unidad de comercio de criptodivisas, con un millón de clientes estafados y billones de dólares en pérdidas.

Bueno pues, este joven de solo 30 años, pocos días antes que se declare en bancarrota estaba anunciado como participante  en una cumbre de negocios, promovida nada menos que por el The New York Times. Allí iba a compartir panel con personajes tan conocidos como Marck Zuckerberg; con la propia Secretaria del Tesoro de EEUU; Janet Ellen, y con el presidente de Ucrania, Zelensky, que quién sabe que tendría que hacer en una cumbre de negocios, el presidente de un país, que está en medio de una guerra.

Un cuarteto inexplicable.
Janet Ellen, Sambank-Fried, Zelensky y Marck Zuckerberg

Pero volvamos al estafador Sambank-Fried, antes de declararse en bancarrota, fue el segundo mayor aportante de fondos para la campaña electoral pasada del partido demócrata. O sea, este partido se ha financiado con dinero fraudulento, con dinero robado; y en medio de todo esto, aparece involucrado el presidente de Ucrania.

Pero básicamente mi punto es que el dinero corporativo se ha apoderado de nuestra política; que la ha arruinado y que está destruyendo la política en ambos partidos, republicanos y demócratas.

Vivimos en un mar de mentiras.

Bueno, no voy a decir algo nuevo o sorprendente: En este momento, vivimos en un mar de mentiras. Y me gustaría enfatizar que, al menos en el contexto de los Estados Unidos, la mayoría de las mentiras provienen del gobierno; o de las alianzas que tienen todos los núcleos decisorios de las diferentes industrias con el gobierno. Así que no es tanto la mentira espontánea que viene en oleadas de información falsa de las redes sociales. Lo que nos circunda en realidad  es la mentira pública.

Por ejemplo, mucha de la información que se difunde  sobre esta guerra en Ucrania es mentira. Básicamente, ha sido una manipulación desde el principio. En mi opinión fueron los Estados Unidos quienes  ayudaron  a provocar esta guerra, en su intento de expandir la OTAN hasta incluir, además de Georgia, a Ucrania. No se nos permite  decir esto en los grandes medios de comunicación, precisamente  porque los medios de comunicación están involucrados en las narrativas oficiales de esta guerra.

Yo tengo, una conjetura, por ejemplo, y  es que los Estados Unidos y el Reino Unido volaron el oleoducto North Stream, (que llevaba el gas ruso de Rusia a Alemania). El presidente Biden ya lo había advertido; dijo que íbamos a terminar con él.  Sí, así fue en realidad como lo dijo.

Y cuando tratas de recordar  esto en los medios,  no te dejan decirlo; lo digo porque me ha pasado a mí; me cortaron cuando traté de decir esto mismo.

Covid-19 y manipulación.

Yo creo, que esta misma manera de operar; digo censurando o manipulando la información, también ha ocurrido en el caso del   Covid-19. Este virus, de algún modo que hasta ahora no tenemos certeza, salió de un laboratorio estadounidense ubicado en China.

yo he sido parte del grupo de ciudadanos que hemos solicitado al Congreso que investigue estos asuntos y haga públicos todos los detalles relativos a estos laboratorios estadounidenses en China u otros países, pero no hemos conseguido nada, porque el solo cuestionamiento va  en contra de las falsas narrativas oficiales.

Por supuesto, las redes sociales agregaron su propia carga de falsedades, pero no estoy seguro que esto sea algo nuevo.

Ya lo hemos tenido antes, detrás de cada comunicación oficial, los medios pirateaban estas informaciones adecuándolas para sus propios intereses.

Esto se hizo primero,  a través de la radio, con los grandes demagogos en la década de 1920. Luego, después de la Segunda Guerra Mundial, la demagogia se amplió a la televisión  y ahora es a través de las redes sociales. Pero este comportamiento es común a todos los medios de comunicación; no es una característica nueva que haya llegado con la comunicación en el mundo digital per se.

Claro que como estamos en plena era digital su diseminación  se amplifica rápidamente y lo que consigue es hacer más difícil la distinción entre realidad y mentira, lo que nos regresa a las cavernas, donde la realidad está convertida en sombras, o que vemos la realidad a través de un ojo empañado que nos hace creer ciertas cosas ajenas a la realidad completa.

Pero en esta irrealidad, una tremenda cantidad de manipulación proviene del Estado.

Lamento decirlo así, pero no es sorprendente que ahí donde está el poder y el dinero; allí mismo es donde la complicidad de los medios corporativos se manifiesta.

Ejemplos de esta dolosa relación están por todos lados.  Últimamente, tenemos el caso del  New York Times presentando a los Sambank-Frieds  del mundo junto con Zelensky,  junto con la ministra de finanzas de nuestro país, la Secretario del tesoro, Janet Ellen, junto con Mark Zuckerberg.

Creo que se podría decir, que con hechos como éste, se refleja la situación de secuestro que vive el sistema político estadounidense. Hemos perdido pues, el control público.

Voluntad popular y producción legislativa.

Una de las cosas que he estado haciendo durante los últimos 20 años ha sido rastrear la diferencia que existe entre la opinión pública y los resultados de la producción legislativa, que tiene todos los contornos de una gran piratería.

Cualquiera que conozca al público estadounidense, diría que es  un poco díscolo, pero no  al grado de no tener grandes coincidencias en relación a asuntos tan significativos como un 70% de apoyo para combatir el cambio climático, por ejemplo; o el tratar de evitar la influencia de los grandes capitales sobre la política y los propios políticos. O, por ejemplo, el gran consenso que hay para que los ricos paguen, naturalmente, más impuestos.  O para mantenernos  fuera de los conflictos bélicos.

Pero eso no es lo que hacen nuestros políticos.

En resumen, esto es lo que quiero decir cuando hablo del secuestro de nuestra democracia.

No es que el público esté desquiciado, es que el sistema político está controlado y manipulado groseramente.

Si alguien en el gobierno, por algún momento tuviera un atisbo de lucidez y se preguntara si realmente la gente cree en el gobierno y los gobernantes, la respuesta sería que la gente no cree en el gobierno ni en ellos, porque no tienen credibilidad, no son confiables.

Mentiras para toda la vida.

Por ejemplo, yo ahora tengo 68 años, así que he vivido  por largo tiempo la historia de mi país,; a través de muchas administraciones, (gobiernos) y básicamente tengo la autoridad personal de decir que el gobierno de los Estados Unidos me ha estado mintiendo durante toda mi vida.

Y con mentiras de grueso calibre. Yo era muy joven   cuando John Kennedy fue asesinado; me mintieron sobre este caso; la Comisión Warren, encargada de investigar este asesinato, fue toda una mentira. Luego le tocó el turno a Richard Nixon; y este señor nos mintió en todo, especialmente sobre el caso Water Gate. Después tuvimos la guerra de Vietnam que fue una mentira; que los propios documentos del Pentágono revelaron que era una mentira colosal.

Y ya, en este siglo tuvimos la Guerra de Iraq, forjada con la falsa premisa de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein, que fue también otra mentira monumental.

El origen del Covid-19.

Y ahora, de modo personal, —mientras presidía la comisión que debía investigar el origen del Covid-19—, pude ser testigo de cómo el gobierno de los Estados Unidos nos está mintiendo sobre el origen del virus; argumentando que no saben de dónde vino el virus, pero esta no es la verdad. ciertamente no nos están diciendo todo lo que saben.

El objetivo del gobierno, ha sido, durante todo el tiempo, vigilar la narrativa en lugar de decirnos la verdad. Se han limitado a decir, que presumen se originó de modo natural y que en ningún caso fue el resultado de pruebas llevadas a cabo en laboratorios.

Pero claramente, lo reitero, no nos han dicho la verdad, por lo que la ruptura de la confianza es real porque el gobierno no es confiable.

¿Por qué no es confiable? Bueno, porque resulta que los Estados Unidos somos una Potencia Imperial. Y los imperios no tienden a andar diciendo la verdad, porque si dijeran la verdad, dejarían de ser imperios.

 Por un momento y aunque creo que es un poco injusto invocar a Maquiavelo, lo haré de todos modos, pues se está siguiendo la receta maquiavélica: «El objetivo es el Poder y para ello hay que hacer lo que sea con tal de tenerlo y mantenerlo».

Al contrario de Maquiavelo, yo tengo una receta muy simple, muy ingenua también, pero muy simple: Ddecir la verdad y la confianza volvería.

 Actualmente tenemos y sentimos  mucha desconfianza porque todo lo que nos dice el gobierno, es mentira.

Hace unos días un misil cayó en Polonia y mató a un par de personas, y al principio, Zelensky dijo que el misil ruso atacó a Polonia; inmediatamente hubieron llamados para que la OTAN interviniera directamente en el conflicto, usando el Artículo 5 para que así terminásemos involucrados en la Tercera Guerra Mundial.

En realidad los Estados Unidos dijeron que el incidente no ameritaba un casus belli, que el misil era de Ucrania, que no fue un misil ruso el que cayó en Polonia;  y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania dijo la versión del misil ucraniano era  una teoría conspirativa, e insistió  que el misil era ruso.

Lo que es evidente es que alguien está mintiendo aquí; y este no es un juego de niños, estamos en una situación de vida o muerte que involucra a cientos de miles de personas. En este momento estamos  jugando con narrativas o debería decirlo literalmente con mentiras peligrosísimas; y es por esto que la confianza en el gobierno actualmente es absolutamente baja.

Y tal vez sea correcto que las redes sociales hayan cumplido algún papel en revelar los motivos para la desconfianza.  Muchos políticos me han dicho que viven en en un ritmo continuo de noticias; en ciclos de 24/7  que ni siquiera les da respiro como antes que tenían que enfrentarse a un ciclo diario de noticias, por el contrario ahora viven   en ciclos noticiosos que van cambiando minuto a minuto y ante todo intentan reaccionar, pero la manipulación es muy intensa porque su objetivo  es mantener la narrativa.

Y yo les he respondido que la trepidación mediática de ningún modo mitiga su falta de sinceridad.

Para ser y hacerse confiable, para ser digno de crédito, solo hay que decir la verdad.

Si queremos tener confianza tenemos que ser confiables, ese es el punto principal,  Confiable significa decir la verdad, esa es mi opinión.

 

Este post se publico el 06/01/2023

El audio, (en inglés), de la entrevista radial  se encuentra   en el siguiente enlace:

Traducción: Alejandro Lira

(*1) Sobre FTX y la corrupción en Occidente, ver este enlace:

Se cae la gran estafa de Occidente | Alejandro Lira Landa

 

 

 

 

 

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